
El 11 de mayo se estrena en el Cine Gaumont, Avenida Rivadavia 1635, El Despenador, séptima película y primera ficción dirigida por Miguel Kohan (Café de los Maestros, Premio Cóndor de Plata 2009; El Francesito, Premio Sur Mejor Documental 2016, La experiencia judía, entre otras). La película podrá verse desde el Jueves 11 al Miércoles 17 de mayo en funciones diarias. El Despenador recibió el Premio Andes – Mención Especial del Jurado en la 7° edición del Festival Internacional del Cine de las Alturas, y fue exhibida en el 22 BAFICI, en la sección Competencia Americana.
En El Despenador, filmada en la provincia de Jujuy (en un rodaje interrumpido por la pandemia), Kohan utiliza las herramientas de la ficción y del documental para emprender el viaje que le interesa: el de sumergirse en una tradición andina y un personaje mítico que es excusa para hablar de un tema universal, como es la muerte. En su viaje el antropólogo Raymundo, interpretado por el actor jujeño Rubén Fleita, descubre un mundo rico y misterioso en su vagar por tierras áridas, y hasta se queda varado en plenas salinas con su auto. El despenador no ofrece respuestas, sino preguntas.
El rodaje se llevó a cabo en locaciones como Cochinoca, Abrapampa, Paraje Villa del Carmen (comunidad de Susques), La cueva y Salinas Grandes. El film cuenta con la actuación y la música de la cantora, violinista y actriz Wara Calpanchay.
Miguel Kohan, que además de director es médico psicoanalista, explica cómo se encontró con esta historia. «Me encontré con la historia de El Despenador durante la realización del documental “Salinas Grandes” en Jujuy en donde el protagonista, Prudencio Alancay, me comentó sobre su presencia en la zona andina. Me impactó de inmediato la idea arraigada en la comunidad de la muerte como “contagio” si la persona no es despenada. El Despenador era convocado por parte de la familia para terminar con la vida de quien agoniza durante mucho tiempo y no se muere, terminando con su vida a través de un certero abrazo. La conexión con mi formación Médico Psicoanalista y Psicólogo Social me llevó a interrogarme y a ahondar quizás no tanto sobre la muerte en sí, sino como la respuesta del entorno, refleja a una sociedad que da la impresión de estar vinculado con una práctica que está más cercana a un baluarte de libertad que de lo que podría significar para el mundo occidental la finitud.»