La directora Cecilia Fiel se embarca en la investigación sobre la vida de Ema “Pelusa” Cabral, trabajadora de la salud y militante montonera, fusilada en la masacre de Margarita Belén, provincia del Chaco, el 13 de diciembre de 1976. La versión militar construyó la masacre bajo la figura del enfrentamiento. El relato decía que mientras un grupo de montoneros era trasladado hacia una cárcel de mayor seguridad, la Unidad 10 de Formosa, un convoy comandado por Ema, asaltó la columna para salvarlos. Pero hoy se sabe que se trató de un fusilamiento.
Para deconstruir la versión militar y construir la propia, la directora viajó a Santa Fe para entrevistar a Delfina, la madre de Ema, quien le brindó un retrato íntimo de su hija, de su trabajo como terapista ocupacional, de su militancia, su pase a la clandestinidad y su huida hacia el Chaco con su marido, Reinaldo Zapata, también militante montonero. Así llega a un abogado que comienza a investigar sobre los fusilamientos en 1977. Él revela detalles sobre la masacre donde murieron líderes de la izquierda revolucionaria de las seis provincias del noreste argentino.
Aunque no hay certezas sobre la detención y desaparición de Ema, sí hay indicios de que fue secuestrada durante el mes de noviembre en la ciudad de Corrientes, y de que Ema y Reinaldo dieron hospedaje a un infiltrado, el Oficial Lito, cuyo nombre verdadero era José Luis Aspiazu. El infiltrado delató a la pareja y a su círculo cercano, y frustró operaciones. Enterados de esto, Montoneros lo ajusticia.
A medida de que el terrorismo de estado y la resistencia se acrecientan, Ema y Reinaldo deben separarse y dejan a su beba al cuidado de la abuela Delfina. El 2 de noviembre de 1976 las fuerzas represivas capturan a Reinaldo, y lo trasladan a la Brigada de Investigaciones de la Policía del Chaco. Días después, él y un grupo de presos es trasladado a la Alcaldía de Resistencia, mientras otros son llevados a la Unidad 7 de dicha ciudad: el dispositivo de la masacre ya estaba en marcha. La detención de Ema se produce dos semanas después, y es vista por última vez en la Alcaidía de Resistencia.
En la masacre ocurrida el 13 de noviembre de 1976, son fusilados 22 presos políticos. Algunos son enterrados clandestinamente en el cementerio San Francisco Solano de Resistencia, en una fosa común. Pero otros continúan desaparecidos. Como Ema y su marido.
TRAS LOS PASOS DE EMA Y LA MEMORIA DE MARGARITA BELEN
El nombre de “Ema” siempre le generó fascinación a la directora: hay algo en esa mujer que la lleva a querer reconstruirla y a saber cómo desapareció, y qué pasó con su cuerpo. Frente a la ausencia de fotografías, de objetos personales, de su cuerpo, sólo puede imaginarse cómo habrá sido esa mujer.
La investigación en el pueblo de Margarita Belén lleva hasta el ex conscripto Alfredo Maidana, testigo directo de la masacre, quien niega haber estado en el momento del fusilamiento y prefiere no dar su testimonio a cámara. Pero Maidana publicó su biografía donde se cuentan detalles de la masacre. Un chacarero de la zona fue clave en la historia: pasó por el siniestro lugar minutos después, para pastar a su ganado. Él ayuda a armar la escena de tragedia, en el mismo lugar de los hechos. En mayo de 2012 y tras un largo juicio en los tribunales de Resistencia, los ocho militares acusados por el crimen reciben cadena perpetua por los fusilamientos. Aún con secretos sin revelar (como el paradero del cuerpo de Ema), las condenas abren una nueva instancia para el pueblo de Margarita Belén, y en especial para los familiares de las víctimas.
Margarita no es una flor, opera prima de Cecilia Fiel, tendrá su estreno absoluto en el 28º Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, del 16 al 24 de noviembre. Más información en el Facebook del film.